LA ICSC calcula que los empleados de la ONU en Nueva York con los niveles profesionales más altos obtienen una remuneración neta (el salario que llevan a casa) que promedia un 29.5% más que el equivalente en esos niveles de los servidores públicos de Estados Unidos en Washington D.C. Es más, los empleados de la ONU disfrutan de unos beneficios que en muchos casos sobrepasan a aquellos de los servidores públicos de Estados Unidos.
Los comentarios del secretario de Defensa Leon Panetta la semana pasada fueron muy reveladores de la mentalidad de la administración Obama sobre el régimen legal que gobierna las decisiones de América a la hora de usar sus fuerzas. Durante la sesión ante el Senado, el secretario Panetta afirmó repetidamente que Estados Unidos necesitaba el “permiso” de organismos y organizaciones internacionales como base legal para usar la fuerza militar, citando el apoyo de la OTAN o una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como ejemplo de tales “bases legales” para actuar.¿Son “legal” y “legítimo” sinónimos?
Respaldar organizaciones internacionales no carece de consecuencias. Es una carga, aunque a veces es una carga que vale la pena. Pero negarse a reconocer las limitaciones de las organizaciones internacionales y su potencial para causar daños perjudica al pueblo americano que a menudo paga por la mayor parte de las actividades de organizaciones internacionales, tanto por las beneficiosas como por las perjudiciales.
La conclusión es que a menos que haya una reducción significativa de puestos permanentes en la ONU (que también podría lograrse mediante la eliminación de los muchos obsoletos, redundantes, o ineficientes mandatos de la ONU que requieren personal para cumplir con fines sin sentido) o una reducción significativa en salarios del personal y costos relacionados, las reducciones reales y duraderas en el presupuesto ordinario de las Naciones Unidas no estarán al alcance deseado.