Latinoamérica tiene una perspectiva pesimista en lo político. Llueven las denuncias de corrupción y tráfico de influencias, basta ver como el panorama de Brasil, Guatemala, Chile y Argentina tienen similitudes casi calcadas: corrupción en empresas estatales para beneficiar a familiares, tráfico de influencias con empresarios mercantilistas y financiamiento irregular de campañas políticas. La solución es siempre la misma: Más Estado y más políticos – para acabar siempre igual, con otra ronda de más Estado y más políticos.
Al mirar el continente americano podemos ver cómo muchos de los países que la componen han comenzado, o ya han caído, en el populismo, ideologización y demagogia, lo cual plantea un gran desafío para quienes creemos en la promoción de la libertad, el gobierno limitado y la responsabilidad individual ya que su resultado es la prosperidad.
Pero, ¿por qué países que en el siglo XIX inicialmente se inspiraron en el liberalismo clásico acabaron en estas circunstancias?
En octubre pasado un grupo de 60 jóvenes, provenientes de toda América Latina, se reunieron en Viña del Mar, Chile, para debatir sobre la libertad y la importancia de la sociedad de individuos libres, todo esto enmarcado en la tercera versión de la Universidad ElCato-Fundación para el Progreso, que contó con la presencia de destacados profesores.