Ayer se cumplieron 11 años de la invasión liderada por Estados Unidos en Afganistán, que se lanzó justo tres semanas y media después de los atentados del 11 de septiembre. Recientemente, se alcanzó la marca de la baja número 2,000 entre las tropas de Estados Unidos en Afganistán. Esta cifra (junto con el horror de los “ataques desde dentro” cometidos por soldados afganos contra los aliados) requiere de una explicación acerca de la situación en la que se encuentra Estados Unidos en Afganistán.
Las tropas americanas en Afganistán se enfrentan a una creciente amenaza debido a los ataques “desde dentro”, en los que las fuerzas afganas, para ayudar y entrenar a las cuales están allí, están volviendo sus armas contra sus compañeros americanos, planteando serias cuestiones sobre la viabilidad de la misión de Estados Unidos en Afganistán.
Al abrigo de lo más profundo de la noche en la ciudad de Abbottabad, Pakistán, un equipo de los SEAL de la Armada descendió de sus helicópteros, abrió brecha en el complejo del cerebro terrorista Osama bin Laden y lo mató. El relato es del tipo de cosas de las que están hechas las películas que son éxitos de taquilla, pero muchos de los detalles son en su mayoría un secreto bien guardado. Eso era así hasta que la Casa Blanca de Obama concedió insólito acceso e información a los cineastas de Hollywood para su película sobre la incursión, que originalmente estaba previsto que se estrenase justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre. Por inquietante que pueda parecer, no es la primera vez que esta Casa Blanca ha revelado información confidencial en dudosas circunstancias.
Alargar la vida de las aeronaves militares pone en peligro mortal a nuestros hombres y mujeres en combate y supone una amenaza para las fuerzas armadas de Estados Unidos en general. En el video de la Fundación Heritage, comenta Deptula: “Oigo a la gente hablar sobre, bueno ya sabe, que las fuerzas armadas de Estados Unidos gastan más dinero que las siguientes 17 naciones juntas. Bueno, las siguientes 17 naciones juntas no están comprometidas en mantener la paz y la estabilidad alrededor del mundo. Nosotros sí”. Pero para mantener ese compromiso, el Congreso y la administración deben asegurar que las fuerzas armadas de Estados Unidos tienen los recursos que necesitan para llevar a cabo su misión de proteger a Estados Unidos.