En 1996, prometió Bill Clinton que “haría que la asistencia social fuese lo que se suponía que tenía que ser, una segunda oportunidad, no un modo de vida”. Se refería a su histórica reforma de la asistencia social que ayudo a sacar de la pobreza a muchos americanos. Uno de los programas reformados fue el de los cupones para alimentos.
Para todo aquel que esté preocupado con el tamaño del déficit y la deuda, el jueves trajo una buena noticia desde Washington: La Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó el proyecto de ley agraria que representaba un gasto de casi un billón de dólares. Pero aunque es una victoria, es sólo una temporal porque no significa la muerte de la ley. En el Congreso de Estados Unidos, los proyectos de ley no aprobados son como zombis: Muertos vivientes a los que reaniman cuando uno menos se lo espera.
Los empleados federales, incluidos los del Congreso, reciben actualmente unos generosos beneficios del seguro médico de su “empresa”, así como una gran variedad de opciones de planes personalizados (desde costosos planes integrales a planes de bajo costo y con un alto grado de deducibilidad) que se les niega a la gran mayoría de americanos. Pero todo eso cambiará con Obamacare.