Mucha gente cree que el discurso del presidente Obama dio en West Point trató exclusivamente de política. Al establecer falacias del hombre de paja y luego desmontarlas, el presidente se definió básicamente a sí mismo por lo que no es. No es un aislacionista. No es un belicista. Y por supuesto, nadie afirma seriamente que sea una cosa o la otra. Como tampoco estos posicionamientos extremos son verdaderas opciones estratégicas para el mundo real.
Cuando un libro que ofrece un homenaje deliberado al Das Kapital de Karl Marx se convierte en el libro de no ficción más vendido en Estados Unidos, ello nos da alguna idea de lo lejos que estamos de la mentalidad anticomunista que una vez compartieron demócratas, republicanos y todas las élites políticas de la nación, aunque ése no haya sido el caso con todas nuestras élites intelectuales.
La política respecto a Medio Oriente del presidente Obama continúa desenvolviéndose con peligrosas consecuencias para los intereses nacionales de Estados Unidos y los de sus aliados. El pasado lunes, el movimiento palestino Hamás, de carácter islamista y extremista, se integró en un gobierno de unidad nacional con su movimiento rival, al-Fatah, la facción dominante dentro de la Organización para la Liberación de Palestina.
“Deben de dormir en Nueva York”, musita Rick en “Casablanca” cuando comprende que no hay forma de escapar de la guerra. “Deben de dormir en toda América”.
Es importante recordar esta frase para celebrar el 70º aniversario del Día D. La conversión de Rick de pacifista a patriota en este clásico de 1942 reflejaba la transformación de Estados Unidos después de Pearl Harbor: del aislacionismo a llevar la lucha hasta la frontera de la libertad.