Con un editorial denuncia muy bien planteado, el Consejo Editorial del Washington Post arremetió contra la política rusa del presidente Obama y su discurso en Berlín del pasado jueves.
El editorial criticaba merecidamente la ingenuidad con la que Obama intentó un acercamiento hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, mediante una propuesta mal elaborada para reducir un tercio del arsenal nuclear de Estados Unidos, a la vez que ignoraba la intencionada falta de cooperación de Rusia en un gran número de asuntos clave.
Irán ha elegido una vez más a un líder “moderado”, tal y como nos están contando las noticias. ¿Cuántas veces hemos oído esto antes?
La elección para la presidencia del clérigo musulmán Hasán Rohani, un candidato al que en los días previos a la votación no se le concedía casi ninguna posibilidad de victoria, ha causado una explosión de fiestas y celebraciones en las calles de Irán.
Aumentar la transparencia y reducir los malos entendidos entre Washington y Pekín son objetivos loables, pero no deberían ocultar o distraer del verdadero objetivo de proteger los intereses nacionales de Estados Unidos y de alcanzar los objetivos estratégicos americanos. Las fricciones entre Washington y Pekín (ya sean por Corea del Norte o en otros asuntos asiáticos a mayor escala) no se deben a “malentendidos”, sino más bien a principios y objetivos enormemente divergentes.
¿Se acuerda Ud. de la deuda? ¿Ese problema de $17 billones? Pues parece que en Washington hay quienes creen que se ha esfumado.
El Washington Post informó de que “la deuda nacional ya no está creciendo sin control”. Y los legisladores y progresistas pertenecientes a las distintas organizaciones presentes en la capital están planteando la idea de que ya no es una de nuestras principales prioridades.