Hace cuarenta años, el presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson declaró en tono desafiante la guerra. No, no era contra el comunismo ni contra las fuerzas comunistas de Vietnam. En su lugar, este texano alto y desgarbado declaró la guerra contra la pobreza. Entre sus comentarios preparados para un Congreso conjunto, Johnson dijo de manera confiada: “…Nuestro objetivo no es sólo aliviar los síntomas de la pobreza, sino curarla y, sobre todo, prevenirla”.
Los fragmentos dados a conocer de un nuevo y revelador libro causaron ayer sensación en Washington. El exsecretario de Defensa Robert Gates ataca al parecer al presidente Obama por su política exterior y su manejo de las fuerzas armadas de Estados Unidos en su próximo libro, Duty: Memoirs of a Secretary at War (Deber: Memorias de un secretario en guerra).
No obstante, como comentó el analista de la Fundación Heritage James Jay Carafano, “No se necesita un libro del exsecretario de Defensa para saber que muchas de las decisiones que Obama tomó mientras Gates estuvo en el cargo fueron un desastre”.
Cuando el presidente Johnson inició la “Guerra contra la Pobreza” el 8 de enero de 1964, prometió “no sólo aliviar los síntomas de la pobreza, sino curarla y, sobre todo, prevenirla”. Por desgracia, el medio siglo de legado de la “Gran Sociedad” de Johnson no ha estado a la altura de ese noble objetivo.
El senador Ron Johnson (R-WI) anunció el día 6 de enero la presentación de una demanda contra el tratamiento especial e ilegal que la Oficina de Administración de Personal de Estados Unidos (OPM) da los miembros del Congreso y su personal. Ya la Fundación Heritage había hecho el trabajo preparatorio de este tema legal tan importante.