El enjuiciamiento del Dr. Afridi por parte de Pakistán bajo cargos falseados no sólo es un mal indicativo de las credenciales antiterroristas de Pakistán, sino que supone una burla al Estado de Derecho en este país. Sin embargo, al tratar de desagraviar lo de su soberanía, los líderes pakistaníes están reforzando el porqué Estados Unidos actuó unilateralmente contra bin Laden desde el principio y por qué la confianza internacional sigue siendo esquiva respecto al compromiso de Pakistán en la lucha contra el azote terrorista.
Al abrigo de lo más profundo de la noche en la ciudad de Abbottabad, Pakistán, un equipo de los SEAL de la Armada descendió de sus helicópteros, abrió brecha en el complejo del cerebro terrorista Osama bin Laden y lo mató. El relato es del tipo de cosas de las que están hechas las películas que son éxitos de taquilla, pero muchos de los detalles son en su mayoría un secreto bien guardado. Eso era así hasta que la Casa Blanca de Obama concedió insólito acceso e información a los cineastas de Hollywood para su película sobre la incursión, que originalmente estaba previsto que se estrenase justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre. Por inquietante que pueda parecer, no es la primera vez que esta Casa Blanca ha revelado información confidencial en dudosas circunstancias.
Es bueno ver que, aunque algunos representantes de la administración pueden tener una perspectiva descarriada, la inmensa mayoría del público americano tiene los pies bien puestos sobre la tierra. De hecho, Osama bin Laden ya hace bastante tiempo que se murió – un año para ser exactos. Por todo el mundo, se han desmantelado redes terroristas, se han diezmado a sus líderes y se han desarticulado campos de entrenamiento terrorista. Sin embargo, como el columnista del periódico Washington Examiner Cal Thomas expone acertadamente, “El terrorismo fluye de un sistema de creencias y una cosmovisión que no serán aplastadas simplemente porque unos cuantos líderes de al-Qaeda hayan desaparecido”.