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El valor del primer empleo: Barack Obama

Foto por UPI - 2014 [1]

Foto por UPI – 2014

Muchos de los líderes más reconocidos de Estados Unidos, y no sólo en el ámbito empresarial, tuvieron que comenzar en ambientes poco pomposos. Al principio de su vida laboral, trabajaron duro en empleos poco glamurosos para labrarse paso a paso una carrera profesional. Su primer empleo fue un medio que les permitió forjar su posterior historia de éxito, así como las habilidades y la experiencia necesarias para triunfar.

Esta semana presentamos la historia del presidente Barack Obama, que recientemente escribió un comentario en el blog de LinkedIn [2] titulado “Por qué fue importante mi primer empleo”. Al igual que mucha gente, el presidente Obama tuvo su primer empleo en la adolescencia, cuando pasaba sus veranos sirviendo helados en un Baskin-Robbins de Honolulu. El presidente simplemente recibía los pedidos de los clientes y servía los sabores indicados, manteniendo la cadena de servicio de helados mientras tarareaba suavemente. Aunque el trabajo era “brutal por tener que doblar tanto las muñecas” y consiguió que el presidente Obama “[perdiera el] gusto por el helado después de servir tantos”, al final, la experiencia demostró tener un valor incalculable.

Como él mismo comenta:

Mi primer empleo de verano no fue precisamente glamuroso, pero me enseñó algunas lecciones valiosas. Responsabilidad. Trabajo duro. Compaginar un empleo con los amigos, la familia y la escuela. El acceso a un trabajo de verano y a los siguientes puede marcar claramente la diferencia en el futuro de una persona joven.

La cuestión es que el trabajo en sí mismo no tiene que ser glamuroso, ya se trate de servir helado, voltear hamburguesas o repartir periódicos, ese primer empleo puede ser una rampa de lanzamiento hacia oportunidades laborales mayores y más brillantes. El motivo es que hay conocimientos básicos prácticos que sólo se pueden obtener en el puesto de trabajo. Incluso las tareas más mundanas pueden enseñar mucho a los empleados acerca de la ética de trabajo y la productividad, por no mencionar el fomento de valiosas habilidades sociales. Por ejemplo, servir helado enseña al trabajador a mantener satisfechos a los clientes y su gusto por el dulce de la manera más eficiente posible.

Vea si no las palabras de presidente Obama al respecto: “Nunca olvidaré ese trabajo, ni a las personas que me dieron esa oportunidad, ni cómo me ayudaron a llegar hasta donde estoy hoy”. En su caso, el trabajo de servir helados sentó las bases para su posterior carrera profesional.

Tenga eso en cuenta la próxima vez que pida una copa de “Rocky Road”. Podría ser el futuro presidente de Estados Unidos el que le sirva su helado.

 

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