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Menos trabajos de verano se traduce en menos oportunidad

[1]Con el fin del periodo escolar, muchos adolescentes salieron a la búsqueda de un trabajo de verano. Pero cada vez son menos los que encuentran uno. Como indicó [2] la administración, “Conseguir el primer empleo se ha puesto demasiado difícil para los estudiantes”.

Según [3]Market Watch, el número de oportunidades laborales a las que tuvieron acceso los jóvenes de entre 16 y 19 años se cifró en 156,000 en mayo, un descenso del 14% respecto al año pasado. Y la cifra del año pasado ya fue casi un 11% menor que la del anterior. Por tanto, se mantiene una tendencia preocupante: durante los años 70, los adolescentes conseguían un promedio de en torno a 800,000 empleos entre los meses de mayo y julio, en comparación con los poco más de 400,000 empleos de promedio de esta década. Una encuesta de Gallup descubrió que sólo alrededor de uno de cada tres [4] adolescentes trabaja en un empleo de verano; en la década de 1970, la cifra estaba por encima del 50%.

Uno de los motivos es que a los empleadores les resulta más caro contratarlos. Elevar los sueldos de los trabajadores principiantes (una política del gobierno ganando adeptos en el país) hace que en la práctica los empleados más jóvenes de Estados Unidos resulten más caros, lo que obliga a los creadores de empleo a contratar menos personal para seguir con su actividad. Cuando los costos laborales suben, a los pequeños empresarios y otros empleadores no les queda más remedio que lidiar para ahorrar dinero por otros métodos. Y eso significa menos recursos gastados en expansión empresarial y en inversión en nuevos trabajadores. John Challenger, cuya empresa de investigación, Challenger, Gray, and Christmas, concluyó que “menos jóvenes americanos consiguen empleos de verano” y lo resumió así [5] : “Los restaurantes y las tiendas minoristas siguen contratando jóvenes, pero no tantos como antes”.

Los adolescentes desempleados no sólo dejan de tener dinero en el bolsillo, sino que también pierden la oportunidad de aprender nuevas competencias y de avanzar profesionalmente. Los trabajos de verano enseñan a los empleados sin experiencia “a manejar situaciones en las que uno no está necesariamente a gusto”, explica [3] el formador profesional Roy Cohen. Además, preparan a los adolescentes para la vida después de la universidad. Como expresa [3] el formador profesional Martin Yate, “Sea cual sea el tipo de experiencia adquirida, ésta los coloca por delante de la competencia, puesto que cuentan con una verdadera experiencia en el mundo laboral y profesional”.

Pero nada de eso es posible si se reducen los empleos de verano.

 

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