WebMemo #3251
En su petición de presupuesto para el ejercicio fiscal (EF) 2012, el presidente Obama propuso terminar los subsidios para las compañías petroliferas mediante la eliminación de exenciones fiscales, incluyendo la depreciación acelerada de adquisiciones. Un creciente número de políticos se han hecho eco de esa propuesta. [1]
Aunque la retórica antisubsidios del presidente está correctamente encaminada, hay varios problemas fundamentales con la cruzada de la administración. El presidente se excede en lo referente a qué es exactamente un subsidio al petróleo y hace caso omiso al hecho de que el gobierno hace mucho más por perjudicar la producción que por favorecerla. Obama singulariza a una industria petrolera que ya le hace frente a una tasa marginal del 41% comparada con el 26% para el resto de empresas del Standard & Poor’s 500.
El presidente ataca los subsidios petroleros a la vez que presiona para que los combustibles renovables, la energía eólica y solar, el carbón e incluso el gas natural sí los tengan. Según el Servicio de Investigaciones del Congreso (CRS), los aumentos de impuestos propuestos por el presidente Obama sobre la industria del petróleo y el gas en su presupuesto del EF 2012 incrementará el precio de estas materias para los consumidores americanos [1]. Una política mucho mejor para contribuyentes y consumidores definiría los subsidios de forma precisa y luego eliminaría todos los subsidios a la energía. Cualquier derogación de exenciones fiscales deberían ser compensadas con un recorte de impuestos que evite un aumento neto de los tributos.
Subsidios al petróleo que deberían suprimirse
Primero, veamos qué subsidios son obviamente innecesarios. El Congreso debería eliminar los siguientes subsidios:
- Investigación y desarrollo gubernamentales. El Departamento de Energía (DOE) ha gastado dinero del contribuyente en investigación y desarrollo petroleros, incluyendo fondos para petróleo, gas y carbón no convencionales. Aunque el presupuesto del presidente Obama para el EF 2012 reduce significativamente la financiación de la Oficina de Energías Fósiles, no es suficiente disminuir su tamaño en $417.8 millones por debajo del nivel del EF 2010. La única financiación en esta área debería sostener la Reserva Estratégica de Petróleo, para la que el presupuesto del presidente pide una asignación de $121.7 millones. Eliminar toda la financiación de energías fósiles ahorraría $399 millones.
- Crédito fiscal por la recuperación optimizada de petróleo (EOR). Los productores de esta materia prima reciben un crédito fiscal del 15% para cubrir métodos y tecnologías más costosos, incluyendo la inyección de líquidos y dióxido de carbono en el subsuelo. Muchos de los procesos EOR ya no están en uso y el crédito fiscal se aplica solo cuando el precio del petróleo cae bajo cierto nivel.
- Crédito a la producción de pozos marginales. Los pozos marginales producen 15 o menos barriles de petróleo por día, producen petróleo pesado o producen fundamentalmente agua y menos de 25 barriles por día. El crédito para producción en tales pozos es otra medida de la red de protección fiscal. Este es otro crédito preferencial que el Congreso debería abolir.
Es mejor dejar al sector privado la investigación aplicada de cualquier clase —no solo investigación y desarrollo petroleros. El sector privado no debería estar subsidiado debido a las condiciones del mercado, como ocurre con los así llamados créditos de la red de protección fiscal que entran en vigor cuando el precio del petróleo cae por debajo de cierto nivel.
Medidas tributarias ampliamente disponibles que no son subsidios al petróleo
En muchos casos, lo que el presidente y los adalides antipetróleo califican como subsidio en realidad no es ni un subsidio ni un tratamiento fiscal específico de estas industrias. Son políticas impositivas de amplio espectro que se aplican a muchas industrias. Cuando la administración toma por objetivo estas medidas específicamente solo en el caso del gas y el petróleo, en esencia está aumentando los impuestos de forma dirigida contra alguien. Estas provisiones legales incluyen:
- Deducción de la sección 199. Esta deducción fiscal, la sección 199 del Código de Recaudación de Actividades Interiores, se aplica a toda fabricación nacional. Los productores de ropa, caminos, electricidad, agua y muchos otros bienes que se crean en Estados Unidos son todos ellos aptos para acogerse a una deducción fiscal para fabricantes. La deducción de la sección 199 incluye producción musical y cinematográfica. Eliminar la eligibilidad de la industria del gas y petróleo para esta exención tributaria no es eliminar un subsidio o cerrar un vacío legal, sino imponer un aumento de impuestos dirigido. De hecho, el Congreso ya impuso un aumento de impuestos a las compañías de petróleo y gas natural al congelar la deducción al 6% cuando otros fabricantes reciben una deducción del 9%.
- Créditos fiscales y aplazamiento de la tributación de los ingresos por actividad en el extranjero. El crédito y el aplazamiento de los impuestos sobre actividad en el extranjero son dos elementos críticos de un sistema impositivo mundial que impide que el impuesto sobre sociedades de Estados Unidos se cobre dos veces — y así paralice más aún — la competitividad internacional de las compañías americanas. El presidente propuso reducir el aplazamiento y limitar la aplicabilidad del crédito fiscal sobre actividad en el extranjero. Esto aumentaría significativamente los impuestos que pagan las empresas, gravando doblemente los ingresos obtenidos en el extranjero y menoscabando fuertemente la capacidad de competir fuera y de crecer domésticamente. El presidente está enfilando en la dirección equivocada. Por el contrario, debería promover la competitividad de las empresas y trabajadores americanos mediante la propuesta de eliminar los impuestos sobre ingresos de fuentes extranjeras. Los créditos fiscales y el aplazamiento de la tributación para ingresos obtenidos en el exterior no se dan únicamente en la industria del petróleo, así que la propuesta del presidente es simplemente otro punitivo aumento fiscal.
La amortización inmediata debe ser completa y permanente
Otro no-subsidio objetivo de la administración es la capacidad de amortizar los costos del capital en el año de la compra.
La amortización inmediata permite a las compañías deducir el costo de compras de capital en el momento en que ocurra en vez de deducir ese costo sobre muchos años mediante complejos cálculos de depreciación. La amortización es el tratamiento apropiado para los gastos de capital. La depreciación aumenta el costo del capital y desanima a las compañías en la contratación de nuevos trabajadores y para aumentar los salarios de los existentes. La amortización inmediata para todos los costos de nuevos equipos y plantas — para cualquier industria o tipo de equipo — permitiría la rápida puesta en marcha de nuevos equipos, lo que aumentaría la eficiencia energética y económica en general.
Incluso el presidente Obama ha defendido temporalmente la amortización completa para ciertos capitales físicos porque eso baja el costo de la inversión [2]. El Congreso debería hacer esta amortización disponible permanentemente para todas las inversiones empresariales.
Todas las compañías, y eso incluye las de petróleo y gas, deberían poder amortizar todos sus costos de capital inmediatamente. Hasta que ese cambio crítico de las leyes fiscales se aplique a todas las empresas, el Congreso debería conservar las medidas que muevan las leyes en la dirección de la amortización.
El tratamiento impositivo especial que merece una revisión
Un tratamiento fiscal especial puede tener el mismo propósito que un subsidio si favorece de forma exclusiva a la industria del gas y el petróleo. Hay casos en que este tipo de tratamiento se debería considerar cuidadosamente:
- Cuota de porcentaje de agotamiento. Una cuota de agotamiento es análoga a la depreciación y es apropiada cuando la cantidad de recursos potenciales es desconocida, como por ejemplo la cantidad de petróleo recuperable de un pozo. Los productores independientes de gas y petróleo usan la cuota de agotamiento para recuperar las inversiones de capital con el tiempo. Esto también está disponible para productores de las áreas de minería, madera, vapor geotérmico y otros depósitos naturales. La cuota para productores independientes es del 15% de los ingresos brutos de su producción promedio diaria hasta los 1,000 barriles de petróleo. Aunque no hay nada malo en teoría con el porcentaje de agotamiento, la cuestión es si un 15% es demasiado generoso o, quizá, no lo suficiente y deba ser subido. El Congreso debería hacer que una organización independiente determine esto.
- Exención de limitaciones de pérdidas pasivas. Las actividades pasivas suceden cuando un propietario de, por ejemplo, unas tierras, consigue ingresos o incurre en pérdidas sin participar físicamente en la actividad de sus tierras. Por ejemplo, alguien puede poseer tierras arables pero no operar los equipos o cosechar los cultivos. En las operaciones de gas y petróleo, las actividades pasivas comprenden el costo del desarrollo y la operación de la propiedad. Típicamente, los contribuyentes pueden deducir las pérdidas de actividades pasivas para compensar ingresos de actividades pasivas; sin embargo, los contribuyentes con intereses en gas y petróleo están exentos de las limitaciones sobre pérdidas pasivas, permitiendo que las pérdidas de la exploración petrolera compensen ingresos no derivados del petróleo. El Congreso debería derogar todas las exenciones de estas limitaciones.
Acábese con los subisidios reales, pero no hay que castigar arbitrariamente a las empresas
Terminar con todos los subsidios a la energía, incluso aquellos para gas y petróleo, sería bueno para los contribuyentes y consumidores americanos. Sin embargo, el Congreso no debería castigar a la industria petrolera y gasística con aumentos de tributos dirigidos contra ellas, ni debería premiar a otras partes de la industria energética favorecidas por la administración.
La amortización inmediata no es un subsidio; es una buena política que puede promover nuevas inversiones y beneficiar a todas las empresas. Hay, sin embargo, tratamientos especiales con los que deberían acabarse. El Congreso debería abolir las exenciones de las limitaciones sobre pérdidas pasivas y mejorar los créditos fiscales sobre recuperación mejorada del petróleo y producción de pozos marginales. El Congreso debería aplicar esos ingresos resultantes para reducir los tipos impositivos y eliminar el gasto del DOE en investigación de combustibles fósiles.
Por último, el Congreso y la administración también deberían suprimir las ataduras regulatorias que frenan la perforación adicional que podríamos tener, tanto en alta mar como en la costa — un trabajo que es vital para el acceso a energía abundante y asequible para las familias y empresas americanas.
Nicolas D. Loris es analista de política y Curtis S. Dubay es analista sénior espeializado en Política Fiscal en el en el Instituto Thomas A. Roe para Estudios de Política Económica de la Fundación Heritage.
La versión en inglés [2] de este artículo se publicó en Heritage.org.
Referencias
[1]Robert Pirog, “Oil and Natural Gas Industry Tax Issues in the FY2012 Budget Proposal,” Informe del Servicio de Investigaciones del Congreso para el Congreso, 3 de marzo de 2011, en http://www.nationalaglawcenter.org/assets/crs/R41669.pdf (13 mayo 2011).
[2] Comunicado de prensa, “Obama Administration Releases Report Outlining Benefits of Expensing Proposal in Encouraging Business Expansion, Hiring Now,” La Casa Blanca, 29 de octubre de 2010, en http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2010/10/29/obama-administration-releases-report-outlining-benefits-expensing-propos (12 mayo 2011).