Es esa época del año otra vez y las ventas para la vuelta al colegio van a todo vapor. Pero antes de que los padres aprovechen entusiasmados todas las gangas, harían bien en tener en cuenta este hecho preocupante: casi todo lo que compran, desde mochilas, loncheras hasta lápices, cuesta más debido a los aranceles – los impuestos a las importaciones.
La Autoridad de Promoción del Comercio (TPA) hace varias cosas positivas. Por ejemplo, le ofrece al presidente un espacio para que el Congreso llegue a acuerdos con el fin de realizar votaciones a favor o en contra de acuerdos comerciales, sin posibilidad de enmiendas. Por tanto, ofrece la posibilidad de una votación a favor de un acuerdo, siendo este generalmente bien recibido por los partidarios del libre comercio. No obstante, no queda muy claro qué debería estar fomentando la TPA en estos momentos.
En lo que respecta al comercio, el objetivo último de los conservadores debería ser la eliminación de los aranceles, no sólo reducir la cuantía de algunos o incluso de todos, sino excluirlos completamente de las transacciones comerciales y hacer tan difícil como sea posible el imponer o amenazar con imponer aranceles (o cuotas).
Desde finales del año pasado, los trabajadores de Bangladesh se han visto acosados por una tragedia tras otra. Primero fue el incendio de noviembre en una fábrica en el que murieron más de 100 trabajadores del sector textil. Después, el hundimiento del mes pasado en un complejo textil que mató a más de 1,000 personas. Ahora, para colmo de males, la administración Obama está amenazando con subir los aranceles que aplica Estados Unidos a los productos que compramos a Bangladesh.