El gasto en asistencia social y el derroche infinito no son los únicos responsables de los billonarios déficits de Washington. Los tres principales programas de derechos a beneficios (Medicare, Medicaid y el Seguro Social) suman la mayor parte del gasto federal y consumirán toda la recaudación tributaria hacia 2049. Sin embargo, aunque ese panorama surge amenazador en el horizonte, el Senado continúa rehusándose a aprobar un presupuesto, el presidente Obama se mantiene al margen y el gasto continúa sin control. Ayer en Fox News Sunday, el comentarista Bill Kristol dijo acertadamente: “Si Ud. quiere un gobierno grande, este es un gobierno grande”. Y si alguien debería estar “perplejo”, es el pueblo americano.
En lugar de centrarse en la crisis de deuda del país, en el desempleo o en la inminente vorágine fiscal, el presidente está poniendo sus esfuerzos en una política que da para un buen tema de conversación en su guerra contra los ricos. Lo que la nación necesita son soluciones serias para nuestra crisis de gasto y de deuda así como normativas que realmente creen empleo. Lo que no necesita son distracciones de los problemas que tenemos a mano.
Como un reloj, el presidente ha vuelto a su solución política favorita: subir los impuestos. Cuando los precios del combustible subieron, pidió mayores impuestos sobre las compañías petroleras. Cuando quiso tratar de crear empleos, pidió mayores impuestos para pagar el gasto de los estímulos económicos. Cuando la atención médica necesitó un arreglo, pidió mayores impuestos para financiar Obamacare. Si el presidente Obama quisiera de verdad ser justo, buscaría una reforma fiscal como la del “Nuevo Impuesto Único” de la Fundación Heritage, incluido en su plan Para Salvar el Sueño Americano.
Ryan ha presentado un plan serio que merece seria consideración. Su presupuesto establece opciones normativas importantes, recortes de gasto, reforma de los derechos a beneficios y evita subidas de impuestos. También esboza una reforma fiscal que fortalece la economía y por ende fortalece aún más las finanzas públicas a través de un crecimiento orgánico de los ingresos. Esto representa verdadero progreso para abordar los desafíos económicos y fiscales de la nación. El Congreso y el presidente deberían avanzar ahora para lograr un verdadero consenso que logre materializar todo lo que el plan de Ryan sugiere y más.