Hay una importante lección detrás del fracaso de Solyndra que muestra que el gobierno simplemente no puede crear demanda. Hay una forma comprobada de saber si una nueva tecnología funcionará: Se le deja la responsabilidad al mercado. Una buena idea desarrollará sus propias alas y despegará. Una mala está abocada a morir, no importa cuánto quiera alguien que tenga éxito.