Desde los años 80, el programa federal de carreteras ya no sirve su propósito, solo usa el 65% del dinero federal en carreteras de uso general. El resto de estos fondos se desvía a propósitos no relacionados, incluido el transporte público, parques nacionales y bosques, carriles para bicicletas, asignaciones clientelistas, burocracia, revitalización urbana y conservación de bienes históricos. Como resultado, la congestión ha empeorado en la mayor parte de las áreas metropolitanas y por todo el país se han ido deteriorando pistas y puentes