Es importante insistir, hasta el cansancio, que cuando el papa habla de cuestiones económicas no es otra cosa que la opinión de una persona más, con lo cual hasta el cristiano más ferviente puede estar en desacuerdo. El papa no es infalible cuando habla del crecimiento económico, la distribución del ingreso u otras cuestiones económicas como acaba de ocurrir con Francisco en su viaje por América Latina. Lo preocupante del mensaje de Francisco es que deja abierta la puerta para el conflicto social.
La frase de Rogoff es una nueva muestra de cómo tanta gente suele pensar que no hay realidad más allá de aquella que frecuenta. Como dijo una periodista progre norteamericana: “No entiendo cómo ha ganado Reagan las elecciones: ninguna persona que yo conozco votó por él”. La tentación de la corrección política es precisamente ésa, la de no concebir que pueda haber ideas diferentes.
Estados Unidos es la prueba viviente de que el libre mercado funciona. Como nación fundada en la creencia de la libertad, hemos llegado a ser la mayor potencia económica que el mundo haya conocido. A pesar de estar permanentemente rodeados por la evidencia de que los mercados libres crean prosperidad, este sistema económico sigue teniendo detractores.