Estados Unidos debería avanzar con delicadeza. Un plan calculado que se centre en problemas fundamentales como perjudiciales subsidios chinos, alianzas con territorios cercanos, la transparencia de los mercados y conservar una fuerte capacidad de respuesta ante violaciones de derechos humanos sería una victoria estratégica.
Legatum ha anunciado con bombos y platillos el erróneo resultado de que China ha eclipsado a Estados Unidos en la estrecha dimensión económica de su medida de prosperidad. Una comparación bilateral con fundamentos tan cuestionables debería ser tratada en consecuencia, no destacada como un gran resultado.
Mientras la NASA envía sus transbordadores a los museos, China está haciendo grandes adelantos en su programa espacial — están en marcha los preparativos para el lanzamiento de un laboratorio espacial chino en las próximas semanas. Estos progresos están empezando a amenazar la superioridad espacial de Estados Unidos, la capacidad de la nación de apoyar a sus amigos y aliados y de disuadir la agresión.