Con enorme fanfarria, México invistió el pasado sábado a su nuevo presidente. El presidente saliente Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), entrega las llaves de la presidencia a Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que iniciará así un mandato de seis años.
Los cerca de cinco meses desde las elecciones de julio hasta la toma de posesión en diciembre del próximo presidente mexicano son una oportunidad para revisar, evaluar y forjar una constructiva agenda bilateral. Este es un periodo demasiado importante para dejar que las relaciones entre Estados Unidos y México languidezcan cayendo en segundo plano durante la campaña presidencial de Estados Unidos.