Aunque las escalofriantes historias sobre la externalización de empleos americanos en favor de China siguen dando material para titulares, en realidad, estas cifras revelan que los inversionistas internacionales persistentemente prefieren invertir sus dólares para crear puestos de trabajo en Estados Unidos y no en China.
Los legisladores de Estados Unidos están finalmente despertando ante esa posibilidad de que China le dispute la primacía a Estados Unidos no solo militar y económicamente sino en las esferas de la información y la diplomacia pública. Por lo menos, algunos en el Congreso están decididos a cerciorarse de que Estados Unidos se enfrente al reto y que el gobierno chino no se salga con la suya usando oportunismo descarado en nuestro ambiente mediático libre y sin censura.