El economista Nouriel Roubini advertía a finales del mes pasado en el Foro Económico Mundial de que el crecimiento económico de los países denominados como los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) está en riesgo: se “anunció con bombos y platillos” sus éxitos pasados, pero el futuro de los BRIC está en riesgo debido a su creciente estatismo.
Los legisladores del Congreso se reunieron la semana pasada para tratar de sacar adelante un acuerdo con el que evitar el abismo fiscal. Los demócratas insisten en que el incremento de la recaudación forme parte de ese acuerdo, diciendo que esa recaudación adicional es el único modo de reducir la deuda nacional. Sin embargo, no es una falta de recaudación lo que está impulsando la deuda de Estados Unidos, es el gasto federal desbocado. Además, los legisladores americanos que están tratando de resolver la inminente crisis fiscal de Estados Unidos no necesitan mirar más allá de Canadá.
Desde el comienzo de la recesión, el mundo académico, prestigiosas instituciones internacionales y la mayoría de los funcionarios públicos presionaron para que se llevara a cabo un masivo gasto en estímulo económico. Suecia rompió la tendencia, centrándose más bien en reducir los tipos impositivos marginales y haciendo retroceder la expansión del gobierno
Suecia solía cobrarle impuestos del 60% a las empresas. Ahora los ha rebajado al 26.3%. Como se apuntaba en un reciente artículo de la revista británica Spectator, el ministro de finanzas de Suecia, Anders Borg, nombrado el ministro de finanzas más efectivo de Europa por el Financial Times, ha dado en el clavo fantásticamente bien.
Estados Unidos aún tiene tiempo para enderezar el rumbo que lo lleva al abismo. La receta es simple: Hay que dejar de gastar más de lo que se ingresa y comenzar a amortizar la deuda ya. La Fundación Heritage tiene un plan para restaurar la prosperidad económica de la nación: Para Salvar el Sueño Americano. Y en él se especifican una serie de soluciones para acabar con el caos económico que amenaza nuestro futuro.