Autoridades locales y estatales, junto con grupos de presión, están promoviendo las políticas de la Agenda 21 a todos los niveles del gobierno. Y es ahí donde se debe frenar el crecimiento inteligente. No es sólo asunto de oponerse a la implementación de la Agenda 21 a nivel nacional, sino que también es proteger nuestras comunidades de una amenaza doméstica.
Es un futuro en el que, por decreto, el gobierno federal da nueva forma a una importante industria de Estados Unidos por un objetivo político que costará dinero, empleos y vidas — todo para satisfacer a las facciones ambientalistas de la izquierda mientras se canalizan los dólares del contribuyente a una industria sindicalizada favorecida por Obama.