El acuerdo al que llegó ayer la administración Obama en las conversaciones de Ginebra es un acuerdo repleto de fallas que se arriesga a reducir la presión de las sanciones contra Irán durante los próximos seis meses a cambio de unas promesas iraníes fácilmente reversibles, algunas de las cuales ya las hizo anteriormente Irán, aunque luego las incumplió. El acuerdo exige que Irán ponga freno a algunas, no todas, de sus actividades nucleares durante los próximos seis meses a cambio de una reducción de las sanciones por valor de alrededor de $7,000 millones.
Las conversaciones de Ginebra han hecho que de nuevo surjan esperanzas de un avance en las conversaciones con Irán sobre asuntos nucleares, durante tanto tiempo estancadas. Los diplomáticos occidentales han expresado un “optimismo con cautela” acerca de las perspectivas de éxito tras dos días de conversaciones. No obstante, Irán no se ha movido de su desafío a los elementos clave de las múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU; simplemente ha adoptado un tono más suave y diplomático.
Durante los últimos cuatro días, los militantes islamistas de Gaza han disparado más 840 cohetes contra Israel. Por primera vez, los cohetes de Hamás han alcanzado las afueras de Jerusalén y Tel Aviv, fruto del contrabando de cohetes iraníes con Gaza. El aumento del alcance y la sofisticación de los cohetes palestinos ha ampliado también el alcance de los terroristas, que pueden ahora amenazar a la mitad de la población de Israel.