El nombramiento del equipo original de representantes especiales de Obama fue considerado por muchos como una manera de facultar a dedo a altos cargos para instigar una política exterior “transformacional” sin someterlos a la confirmación del Congreso. El principal objetivo parecía ser demostrar el nuevo enfoque de Obama sobre la humildad americana y el acercamiento diplomático en contraste con el supuesto énfasis del “poder duro” de la administración de George W. Bush.
Aunque la nación ha tenido éxito desbaratando los intentos de al-Qaeda contra Estados Unidos, esas victorias han llegado como resultado de toda una década a la ofensiva en la guerra contra el terrorismo. Ahora, sin embargo, la administración Obama está cambiando el rumbo con su nueva Estrategia Nacional de Contraterrorismo.