Hoy, el presidnete puede decir que está teniendo éxito en su lucha por el trabajador americano, pero en realidad está luchando por sus aliados políticos. Bajo la superficie de su retórica populista, sus políticas están envenenando la posibilidad de un fuerte crecimiento económico. Y para el presidente, la Constitución es sólo daño colateral.
Con este último nombramiento ilegal e inconstitucional, el presidente se ha lanzado sobre una oportunidad para actuar sin considerar el hecho de que no tiene autoridad ejecutiva para hacerlo. Y bajo sus pies está una Constitución pisoteada y un centenar de años de precedentes que desprecia. Es hora de que el Congreso y el pueblo americano adopten una posición contra el abuso de poder del presidente Obama.