“Los Fundadores de América sabían que la libertad es algo más que solamente garantizar las libertades políticas. La verdadera libertad requiere libertad económica – la capacidad de beneficiarnos de nuestras propias ideas y trabajo, de trabajar, producir, consumir, poseer, negociar, e invertir según nuestras propias preferencias”.
Se dice que el Estado de Derecho es el que “se rige por un sistema de leyes e instituciones ordenado en torno a una constitución”. La importancia de tener un Estado de Derecho es crucial para la libertad económica y la prosperidad ya que posibilita la seguridad jurídica sobre la que se basa la actividad económica. El Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage proporciona la inequívoca confirmación de ello.
El primer presidente de Estados Unidos, el general George Washington, advirtió así a sus conciudadanos: “Si deseamos asegurar la paz, uno de los más potentes instrumentos de nuestra creciente prosperidad, deberá saberse que estamos preparados en todo momento para la guerra”. Pocos son los que hoy en día se dan cuenta de esta conexión directa. Al paso que vamos, la preparación de la que hablaba Washington es cada día más endeble – y el enemigo lo sabe.
Legatum ha anunciado con bombos y platillos el erróneo resultado de que China ha eclipsado a Estados Unidos en la estrecha dimensión económica de su medida de prosperidad. Una comparación bilateral con fundamentos tan cuestionables debería ser tratada en consecuencia, no destacada como un gran resultado.