En lugar de centrarse en la crisis de deuda del país, en el desempleo o en la inminente vorágine fiscal, el presidente está poniendo sus esfuerzos en una política que da para un buen tema de conversación en su guerra contra los ricos. Lo que la nación necesita son soluciones serias para nuestra crisis de gasto y de deuda así como normativas que realmente creen empleo. Lo que no necesita son distracciones de los problemas que tenemos a mano.
Como un reloj, el presidente ha vuelto a su solución política favorita: subir los impuestos. Cuando los precios del combustible subieron, pidió mayores impuestos sobre las compañías petroleras. Cuando quiso tratar de crear empleos, pidió mayores impuestos para pagar el gasto de los estímulos económicos. Cuando la atención médica necesitó un arreglo, pidió mayores impuestos para financiar Obamacare. Si el presidente Obama quisiera de verdad ser justo, buscaría una reforma fiscal como la del “Nuevo Impuesto Único” de la Fundación Heritage, incluido en su plan Para Salvar el Sueño Americano.