Al final, el mejor camino a seguir será que el pueblo sirio se gane su propio futuro sin intervención extranjera directa. Con gran valor continúan luchando contra Asad y continúan capeando el temporal de su violenta opresión en la esperanza de conseguir un mañana mejor. Cuando la polvareda se asiente, uno sólo puede desear que las tinieblas del terror y la muerte que vienen con ella y que se forme un gobierno con verdadera legitimidad.
El presidente Obama tiene razón al afirmar que la intervención militar no es la solución para Siria, pero es un error frenar las críticas e imponer ligeras sanciones a un régimen que está asesinando brutalmente a su pueblo. Estados Unidos debe tomar medidas para ayudar a provocar la caída de Assad y poner fin a los brutales ataques del dictador contra su pueblo.