Servir en las fuerzas armadas es una importante vocación y un privilegio, y desde luego no es algo con lo que se pueda comerciar a modo de moneda de cambio en el ámbito de la política de inmigración. Sin embargo, estos congresistas están tratando de colar esta disposición dentro de la más amplia Ley de Autorización de la Defensa Nacional, que establece el presupuesto para el Departamento de Defensa.