Hoy se estrena en los cines una nueva película que no podría ser más oportuna. El curso escolar está echando a andar y el sindicato de profesores de Chicago se acaba de convertir en el centro de la atención nacional al intimidar a dicha ciudad con el fin de hacer cumplir sus demandas, a costa de los estudiantes y los contribuyentes.
Esta mañana, alrededor de 350,000 estudiantes de las Escuelas Públicas de Chicago (CPS) estarán sin profesor. Mientras los más de 25,000 profesores afiliados a los sindicatos forman los piquetes para una huelga por los beneficios y las evaluaciones del profesorado, los padres que trabajan se esfuerzan por averiguar qué hacer.
Según un reciente estudio de Harvard, “los sindicatos de profesores tienen un problema de popularidad”. El catedrático de Harvard Paul Peterson comenta que, aunque los índices de aprobación de los sindicatos educativos permanecieron estables entre 2009 y 2011, en 2012 sufrieron una bajada significativa.
En los jardines de la Casa Blanca, Obama anunció uno de los mayores cambios en educación de toda una década, desvelando un programa de dispensas de la NCLB para que los estados puedan evitar cargarse con onerosos requisitos federales pero siempre que cumplan los requisitos del propio presidente Obama. Los estados estarían intercambiando un conjunto de estándares federales aprobados por el Congreso, por otro conjunto aprobado por burócratas de Washington que no le rinden cuentas a nadie.