Desde principios del siglo XX, el proceso se ha democratizado, eliminándose muchos de los sistémicos controles en el arte de gobernar. Este cambio parece haber dado alas a la demagogia y ha empoderado al Poder Ejecutivo, centralizando el poder político, cosa que nuestros Fundadores quisieron evitar. Fortalecer a los partidos políticos podría ofrecer protección contra tal comportamiento.