La muerte de Osama bin Laden fue una victoria duramente ganada por Estados Unidos, pero los beneficios obtenidos en la búsqueda de ese día de justicia y por librar la guerra de Afganistán —incluido poner a al-Qaeda a la fuga— podrían dilapidarse si la administración Obama continúa con el rumbo establecido.
Al ritmo que vamos, Afganistán puede convertirse, francamente, en otro Vietnam. La estrategia del presidente Obama hace especial hincapié en batirnos en retirada en vez de terminar el trabajo. Una retirada prematura complicará la capacidad de las fuerzas militares para hacer frente a las muchas amenazas en la región, como lo es, por nombrar sólo una, la Red de Yalaluddin Haqqani.
Al menos se han frustrado 41 complots públicamente conocidos de terrorismo de inspiración islamista contra Estados Unidos desde el 11 de septiembre. De estos 41 complots, en 29 han participado uno o más ciudadanos americanos. Al igual que Ferdaus, quien afirmó que se sintió atraído a la yihad después de visitar páginas web yihadistas y videos en Internet, muchos de estos terroristas de “cosecha propia” se radicalizaron a través de la web.