La incapacidad crónica de Chávez y compañía para decir la verdad u ofrecer verdadera transparencia en un asunto tan crítico para el futuro de esa nación apuntan al actual curso de falsedad, engaño y conspiración interna que se cierne cada vez más amenazante en los meses previos a las elecciones de octubre .
El empuje de Chávez para la reelección será formidable y la oposición tiene una gran distancia que recorrer. Sin embargo, la impresionante respuesta de los votantes el 12 de febrero hace que un cambio de liderazgo parezca más posible. Como observó Capriles, Chávez “cree que es Dios. Piensa que no puede perder y eso es muy bueno para nosotros”.