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Votar en Estados Unidos

Bandera de Estados Unidos [1]La taberna de Roland Proulx en Millsfield, una pedanía cerca de la frontera con Canadá, es el primer sitio de EE.UU. donde se votará para presidente en estas elecciones del martes 8 de noviembre. Los treinta vecinos están llamados a esa urna, en este pueblito que es uno de los tres diminutos enclaves ‒junto con Hart’s Location y Dixville Notch‒ del norte del estado de Nuevo Hampshire, que tiene la peculiar potestad de votar en la medianoche del día D.

Nuevo Hampshire es un estado próspero y pequeño que figura entre los más permisivos en muchas materias, y con menor presión fiscal, haciendo honor a su lema oficial: “Vive libre o muere”. Allí, con esta libertad, se entiende una rareza electoral como la de sus pueblos de las Montañas Blancas.

Es también un estado clave en estos comicios y allí, como era de esperarse, se arraiga con fuerza el movimiento libertario que no tiene chances a nivel nacional, según las encuestas, lo que es de lamentar, ya que, sin ser ideal, es el único serio entre los candidatos que compiten. Existe cierta rivalidad entre los tres enclaves sobre cuál acaba primero, y Dixville Notch lleva las de ganar, pues solo tiene doce habitantes.

Ahora bien, cuenta Carlos Mira que la legislación en EE.UU. estableció, desde 1845, una original fórmula para definir la fecha de las elecciones, ya sean presidenciales o de medio término: deben realizarse el primer martes después del primer lunes de noviembre. A ver, empecemos por el principio.

Mientras que la colonización española en América fue técnicamente una invasión militar, en el norte se instalaron ciudadanos que privada e independientemente migraron ‒básicamente por motivos religiosos‒ desde Inglaterra. Luego llegaron las tropas inglesas, pero fueron echadas después por las americanas.

Así, el espíritu fundador del norte de América fue distinto: eran comunidades de ciudadanos privados con una fuerte influencia religiosa, mientras que en Latinoamérica la invasión militar estableció claramente que era el Estado el que se imponía sobre los habitantes. Hoy, en países como Argentina, se obliga a los ciudadanos a votar, como se los obliga a muchas otras cosas, tal como se haría con personas sometidas militarmente, por no decir esclavos.

En EE.UU. vota quien quiere hacerlo y, de hecho, la cantidad de votantes ronda el 50 %.Esa legislación de hace 171 años, para empezar, decidió que las elecciones fueran en noviembre debido a las temperaturas templadas. Además, deben celebrarse “el primer martes después del primer lunes de noviembre” debido a que las personas, los ciudadanos libres que son anteriores al Estado, deben dedicarse los fines de semana al descanso y al culto religioso.

Y no podía ser un lunes porque para muchos implicaría emprender el domingo una travesía hasta el lugar de votación. Tampoco podía ser el primer martes de noviembre por dos motivos. Por un lado, el 1° de noviembre es el Día de Todos los Santos, una fecha de alto significado religioso que impide la realización de las elecciones, aunque fuera martes; por otra parte, durante los primeros días del mes, los ciudadanos solían ocuparse de sus negocios ‒superiores al Estado‒, como cerrar las cuentas del mes anterior.

En fin, mucha agua ha corrido bajo el puente y hoy el Estado avasalla al ciudadano en casi todo el mundo… de eso viven los políticos.

 

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