Ayer, el presidente Obama nombró a un nuevo embajador en Libia para suceder a Christopher Stevens, que fue asesinado en el atentado terrorista de Bengasi del pasado 11 de septiembre. Seis meses después de ese atentado (y dos investigaciones federales más tarde) seguimos disponiendo de una cantidad de información alarmantemente escasa sobre el suceso.
Mientras los miembros del Congreso están discutiendo sobre dejar de financiar ciertas partes de Obamacare, a los estados ya les ha llegado la hora de la verdad. Los gobernadores y las asambleas estatales están teniendo que tomar decisiones muy complicadas para poder establecer los sistemas especializados de atención médica del gobierno y ampliar el programa de Medicaid.
Ya es hora de que el Congreso elabore un verdadero presupuesto y no cualquier presupuesto que se les ocurra.
Han pasado cuatro años desde que Estados Unidos tuvo su último verdadero presupuesto. Aunque la Cámara de Representantes ha estado aprobando presupuestos, el Senado le ha puesto freno a cada uno de ellos. En cambio, el Senado, controlado por el líder de la mayoría Harry Reid (D-NV), sí ha tomado medidas temporales y a corto plazo para mantener la financiación del gobierno año tras año.
En Washington, es costumbre que la administración presidencial haga públicas los viernes a las cinco de la tarde aquellas noticias que no le gustan, “enterrándolas” así en la maraña informativa del fin de semana. De modo que vale la pena estar atento al momento cuando todos salen del trabajo a disfrutar del fin de semana.
Precisamente, a última hora del viernes pasado, el Departamento de Estado hizo pública una revisión medioambiental positiva del oleoducto Keystone XL. Un oleoducto que transportaría el petróleo de Canadá hasta las refinerías de Texas y cuya construcción ha estado retrasando el presidente Obama durante más de tres años.