Los empleados federales (que como promedio trabajan al año un mes menos que los trabajadores del sector privado y están mejor pagados) están cabildeando para obtener aún mejores pagas.
Los sindicatos públicos saben que el Congreso está buscando el modo de recortar el presupuesto federal y están contando con que los van a dejar fuera del alcance de cualquier medida de ese tipo.
Eliminar los Twinkies. Obstruir el estacionamiento de las tiendas Wal-Mart el día de mayor venta del año, conocido como Viernes Negro porque el balance anual pasa de negro a rojo con las ventas extra. Molestar en un gran aeropuerto el día antes de Acción de Gracias. Si los sindicatos están tratando de ser más populares entre el pueblo americano, lo están haciendo realmente mal.
Hay una cuestión en la mente de todos en Washington: el “abismo fiscal”. Nos estamos quedando sin tiempo para evitar que nos alcancen las masivas subidas de impuestos del 1 de enero así como las amplias reducciones presupuestarias que está previsto que lleguen al mismo tiempo, de modo que la economía se está preparando para otra tormenta.
Hoy empiezan las audiencias ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y ante los Comités de Inteligencia de la Cámara y del Senado sobre el atentado terrorista contra el consulado de Estados Unidos que acabó con la vida del embajador Christopher Stevens y de otros tres americanos en Bengasi, Libia, el pasado 11 de septiembre.