Se calcula que Hamás había construido una red de más de 30 túneles interconectados a lo largo de la frontera entre Gaza e Israel para llevar a cabo ataques simultáneos contra poblaciones y bases militares isrelíes cercanas a la Franja, así como para secuestrar israelíes, con el objetivo de reeditar un intercambio como el del soldado Guilad Shalit. Pero lo que posteriormente se supo de ellos fue tremendo.
Auschwitz-Birkenau es el símbolo del mayor crimen de la historia de la Humanidad. Y lo es no sólo por los números: seis millones de personas ajenas al conflicto armado; ni por los métodos: Mengele, el médico de Auschwitz, conocido como el Ángel de la Muerte, sobrepasó todos los límites conocidos por el hombre, hasta hizo quemar vivos al aire libre a 300 menores de cinco años. Es el mayor crimen cometido en la historia de los hombres también por su propósito, enraizado en los rincones más primarios y sombríos del mal absoluto: borrar de la faz de la tierra y del concepto de humanidad a todo un grupo humano.
Alberto Nisman era el fiscal encargado de investigar el peor ataque terrorista de la historia de Argentina: el atentado contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), en el que fueron asesinadas 85 personas y más de 300 resultaron heridas. El pasado verano se cumplieron 20 años de la matanza (18 de julio de 1994) y sus responsables siguen sin rendir cuentas ante la Justicia.