Indudablemente las redes sociales desempeñaron su papel para arrojar luz sobre los atentados de la Maratón de Boston. Sin embargo, el resultado es contradictorio. Las redes sociales proporcionan gran cantidad de información que es compartida a una velocidad altísima, pero su punto débil es la limitada capacidad humana para procesarla correctamente. Para eso se necesitan medios y preparación.
¿Recuerda la frase de la campaña electoral del presidente Obama de que “al-Qaeda está en desbandada”? Bien, pues la incursión terrorista en Bengasi, Libia, del pasado 11 de septiembre, le obligó a tener que tragarse esas palabras o al menos a tener que omitirlas durante el mes de octubre en su letanía de logros de cómo supuestamente había convertido el mundo en un lugar más seguro.