¿Estamos en la antesala del discurso sobre el Estado de la Unión más decepcionante de la historia? Muy probablemente sí. Al menos en ediciones anteriores había un elemento de suspense en cuanto al verdadero contenido del discurso ante esta sesión conjunta del Congreso televisada a nivel nacional. Pero no, esta vez no.
Hace cuarenta años, el presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson declaró en tono desafiante la guerra. No, no era contra el comunismo ni contra las fuerzas comunistas de Vietnam. En su lugar, este texano alto y desgarbado declaró la guerra contra la pobreza. Entre sus comentarios preparados para un Congreso conjunto, Johnson dijo de manera confiada: “…Nuestro objetivo no es sólo aliviar los síntomas de la pobreza, sino curarla y, sobre todo, prevenirla”.