Más que cualquier otra nación en la historia, Estados Unidos ha hecho de sí mismo un nuevo hogar para los inmigrantes en busca de una vida mejor. Este país acoge a aquellos que vienen honradamente (a menudo con nada más que su ética profesional) en busca de las promesas y oportunidades del Sueño Americano.
Lágrimas rodaban ayer por el rostro del vicepresidente venezolano Nicolás Maduro cuando anunció que Hugo Chávez, quien durante tantos años fue el líder de Venezuela, había muerto. Es probable que la noticia no sorprendiera a nadie, pues Chávez había estado batallando contra el cáncer durante años y hacía tiempo que ya se pensaba que estaba en su lecho de muerte. De hecho, el líder venezolano no había sido visto en público desde diciembre.
Aunque no sea algo inesperado, el fallecimiento de Chávez tiene implicaciones (algunas potencialmente peligrosas) de gran alcance para Estados Unidos y el resto del mundo.