Antes de concederle al presidente una medalla a la buena gobernanza, dé un paso hacia atrás, aumente la potencia de la luz, mire alrededor de sí y verá que el presidente Obama ha reemplazado algunas de esas lagunas tributarias con una enorme puerta de escape, del tamaño justo para que sus amiguetes políticos puedan escurrirse por allí.
Han pasado más de 10 años desde los atentados del 11 de septiembre. Desde entonces, por lo menos conocidos públicamente, se han frustrado 45 atentados terroristas. Este último complot sirve como un importante recordatorio de que la amenaza del terrorismo no ha disminuido. Estados Unidos debe seguir alerta.