El presidente Obama ha empezado a “evolucionar” en sus posiciones sobre varios temas normativos al mostrar las encuestas que está codo a codo con Mitt Romney. Su más reciente cambio radical de opinión restablece un popular programa de bonos escolares para los niños necesitados en Washington D.C. después de haberle quitado su financiación.
Para abordar cualquier repercusión financiera europea que pudiera afectar a Estados Unidos, tenemos que dejar de adoptar las mismas políticas que usan los europeos. El Congreso y el presidente deberían poner freno al gasto federal inmediatamente y por iniciativa propia en vez de, a fin de cuentas, verse obligados a hacerlo, como les ha ocurrido a los países de toda Europa. Deberían declarar un alto el fuego regulador y desactivar la amenaza del “Armagedón Fiscal”.
La acción política entre Estados Unidos y Cuba debería volver a sus fundamentos básicos. Debería centrarse menos en apaciguar al régimen de Castro y más en un respaldo proactivo e innovador hacia las imperecederas víctimas del sistema comunista y a los futuros arquitectos del auténtico cambio que haga añicos la opresión de la dictadura.