Estados Unidos se enfrenta a significativos desafíos: una deuda de $15 billones, 13.1 millones de americanos desempleados, una explosión de los costos de los derechos a beneficios y la atención médica, un ejército descuidado, la amenaza constante del terrorismo, un Irán nuclear y la guerra que sigue en Afganistán, entre otras cosas. Hay esperanza, pero no emana de un gobierno federal más grande y poderoso que ahoga el espíritu emprendedor, ignora nuestra crisis fiscal y rechaza la necesidad de una fuerte defensa nacional. El presidente dice que el estado de la Unión está fortaleciéndose, pero está haciendo muy poco para garantizar que eso ocurra.