La semana pasada, la secretaria de Estado Hillary Clinton realizó una breve visita al Cairo y Alejandría, donde la persiguieron con varias manifestaciones antiamericanas. Los manifestantes lanzaron tomates a la caravana de vehículos de Clinton y gritaron “¡Mónica! ¡Mónica!”, en referencia a la aventura extramatrimonial de su esposo. Sin embargo, lo que resultó más inquietante fue que varias protestas estuvieron organizadas por egipcios que la denunciaban por respaldar a los Hermanos Musulmanes.
LA ICSC calcula que los empleados de la ONU en Nueva York con los niveles profesionales más altos obtienen una remuneración neta (el salario que llevan a casa) que promedia un 29.5% más que el equivalente en esos niveles de los servidores públicos de Estados Unidos en Washington D.C. Es más, los empleados de la ONU disfrutan de unos beneficios que en muchos casos sobrepasan a aquellos de los servidores públicos de Estados Unidos.
Como es habitual, cualquier debate sobre el impresionante papel que el sector privado ha desempeñado en años recientes en el fomento de un desarrollo sostenible y con costos más efectivos, se queda siempre fuera de las discusiones de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, como se ha visto después de la reciente publicación de su informe de 2012.
Aquellos interesados en si China dice la verdad sobre su economía se deberían aferrar firmemente a un hecho: La Oficina de Estadísticas del Estado publica lo que el Partido comunista le permite publicar. Que el gobierno al completo es una herramienta del Partido constituye la base del sistema político de la República Popular de China (RPC).