La crisis de la eurozona nos ha proporcionado un experimento natural sobre cómo abordar una grave recesión. Y los resultados de ese experimento no han beneficiado la simplista visión keynesiana de que la solución es más y mayores préstamos. Los altamente endeudados países del sur de Europa decidieron operar con grandes déficits fiscales como consecuencia de la crisis y ahora afrontan agobiantes cargas de deuda así como unos mercados laborales que siguen siendo poco competitivos.
El gasto federal concentrado en los 47 programas creadores de dependencia del gobierno, que incluyen ayudas para la vivienda, subsidios agrícolas y derechos a beneficios, constituyen ya más del 70.5% del total de los gastos federales desde 2010, según el Presupuesto Federal en Gráficos (2012) de la Fundación Heritage.