Hoy, el presidnete puede decir que está teniendo éxito en su lucha por el trabajador americano, pero en realidad está luchando por sus aliados políticos. Bajo la superficie de su retórica populista, sus políticas están envenenando la posibilidad de un fuerte crecimiento económico. Y para el presidente, la Constitución es sólo daño colateral.
El Estrecho de Ormuz está entre Irán y los Emiratos Árabes Unidos, sirviendo de canal de paso para unos 15.5 millones de barriles de crudo por día, cerca de un tercio de los envíos marítimos mundiales. En una palabra, es un punto de estrangulamiento, lo que hace que la amenaza iraní de esta semana de cerrar el estrecho algo muy serio para la comunidad internacional.
El presidente ofreció demasiado en su Discurso del Estado de la Unión del pasado enero, alabando las energías limpias “alternativas” como el “momento Sputnik de nuestra generación” y alegando que sería “una inversión que fortalecerá nuestra seguridad, protegerá nuestro planeta y creará un sinnúmero de nuevos empleos para nuestra gente”. El presidente dijo: “De hecho, ya somos testigos de la promesa de la energía renovable”. Desafortunadamente, lo que el presidente predijo es muy diferente de lo que el resto del país experimentó en el año subsiguiente. Los empleos que el presidente prometió no se materializaron y sus inversiones en energías verdes están precipitando al barranco, no alcanzando la luna.