Tres son los programas de derechos a beneficios que nos traen por la calle de la amargura: El Seguro Social, Medicare y Medicaid. Los políticos saben que estos tres programas son las vacas sagradas del presupuesto, temen siquiera hablar de recortes porque eso los dejaría expuestos a la ira electoral de muchos beneficiarios. Sin embargo, la cruda realidad nos dice que no podemos seguir por el mismo camino, pidiendo prestado dinero que no tenemos para cubrir el financiamiento de estos programas.
El plan del gobierno para condonar toda la deuda después de 20 años desplaza la carga de tener que pagar por la universidad y va del estudiante –la persona que se beneficia directamente de haber estudiado en la universidad– a casi las tres cuartas partes de los americanos que nunca se graduaron en la universidad.
Los datos en el Índice de Libertad Económica, publicado conjuntamente por la Fundación Heritage y el Wall Street Journal, demuestran que estos lectores del New York Times, están en lo cierto. La mejor manera de luchar contra la pobreza es permitir que la gente sea libre, no boicotear los productos fabricados por los pobres.
Este presidente no oculta ninguna de sus intenciones en su discurso populista — y esas intenciones son el deseo de Obama de burlar al Congreso y promulgar políticas atractivas para su base electoral de extrema izquierda y pro-Gran Gobierno, al margen de la voluntad del pueblo o sus representantes en la Cámara y el Senado.