El Congreso impuso Obamacare sin que muchos de sus miembros se hubieran leído siquiera el proyecto de ley. Y ahora se está aplicando esa misma forma de legislar frenética, compleja y basada en construir castillos en el aire en el caso de la inmigración. Desde luego que las similitudes entre ambos casos asustan.
Por todo el país, los estados están buscando nuevos beneficiarios de los cupones para alimentos. El argumento del Departamento de Agricultura es que: “Los cupones para alimentos hacen a Estados Unidos más fuerte” al estimular las economías de los estados. Y los estados están respondiendo a la llamada. Según el Washington Post, “Rhode Island celebra bingos temáticos sobre el SNAP, Alabama reparte folletos en los que se puede leer: ‘Sea patriota. Lleve a casa su dinero de los cupones para alimentos’. Tres estados del Medio Oeste organizan fiestas del cupón para alimentos en las que los nuevos beneficiarios se apuntan en masa”. Y Florida incluso emplea a reclutadores.
Obamacare está “funcionando bien”, comentó ayer el presidente Obama durante su conferencia de prensa. Ha hecho que los seguros médicos sean “más fuertes, mejores, más seguros de lo que eran antes”.
Quedan apenas unos cuantos detalles por implementar, pero no nos deberíamos preocupar por ellos, según el presidente.
Según una encuesta de principios de este año, los votantes tienen una opinión más elevada de las cucarachas que de los congresistas. La popularidad personal del presidente Obama se mantiene sólida, pero el índice de aprobación de su trabajo está bajando. Entonces, ¿por qué son tan impopulares nuestros responsables electos?
Las noticias nos traen la novedad de que los miembros del Congreso quieren una dispensa para no tener que cumplir con los requisitos del sistema especializado de seguro médico que impone la malhadada ley de salud, más conocida como Obamacare. Pues, así como lo está leyendo. Mientras nos obligan a todos los demás a cumplir con diversos requisitos onerosos, la clase política parece estar dispuesta a auto-conferirse un tarjeta “Salga de la cárcel gratis” para poder librarse de la pesadilla obamita.