El nuevo sistema para medir la pobreza mide la “desigualdad” de los ingresos, no la “pobreza”. Pero la izquierda se niega a llamar a esto un “índice de desigualdad”, más bien insiste en el uso de la palabra “pobreza” con toda la carga emocional que conlleva. Eso es porque el votante americano típico no está dispuesto a aumentar el gasto social, los impuestos y el déficit para alcanzar el objetivo progre de “igualar los ingresos”.
La verdadera cara del movimiento “Ocupar Wall Street” empieza a manifestarse, tanto en sus obras como en afiliación. La imagen que se está revelando ante nosotros es una de creciente violencia en combinación con afiliaciones extremistas que son cualquier cosa menos representativas del 99% de americanos que el movimiento dice defender.
El nombramiento del equipo original de representantes especiales de Obama fue considerado por muchos como una manera de facultar a dedo a altos cargos para instigar una política exterior “transformacional” sin someterlos a la confirmación del Congreso. El principal objetivo parecía ser demostrar el nuevo enfoque de Obama sobre la humildad americana y el acercamiento diplomático en contraste con el supuesto énfasis del “poder duro” de la administración de George W. Bush.
El gasto está fuera de control y se va a poner peor con la presente política escogida. Los conservadores no tenemos razón alguna para aceptar una mayor presión fiscal sólo para que Washington pueda gastar más. Esta batalla es acerca de poner el gasto bajo control y limitar el tamaño y alcance del gobierno. Dicho simplemente, más impuestos significan más gobierno.