La Constitución confiere al gobierno federal el poder de hacer política exterior. Impide a los estados entrar en “cualquier tratado, alianza, o confederación”. En el seno del gobierno federal, la Constitución divide el poder de hacer política exterior entre el presidente y el Senado, dándoles una autoridad compartida para formular tratados y extender reconocimiento diplomático a otras naciones.
Los estados miembros de la UE (y, de hecho, todos los países) deberían estar abiertos a la competencia y reducir la intervención estatal en la economía al mismo tiempo que fortalecen el Estado de Derecho y la protección de la propiedad privada. El libre mercado y el espíritu empresarial son las claves de la prosperidad.
Todos existimos en algún tipo de relación con los demás. De hecho, nos convertimos en quienes somos –desarrollamos nuestros propios hábitos y puntos de vista únicos– en el contexto de estas relaciones. Tenemos que pensar en nosotros mismos y en los demás no sólo como individuos autónomos sino como personas en comunidad. Y la forma más básica de la comunidad es la familia.