el uso de la fuerza en Libia por el presidente Obama sienta malos precedentes para la forma cómo Estados Unidos debe usar poder militar para hacerle frente a los peligros del siglo XXI. Se trata de otra obviedad que no se debe olvidar – aunque estemos celebramos la caída de uno de los peores dictadores del mundo.
Durante años, la intervención federal en las escuelas ha crecido hasta llegar a niveles jamas vistos y la ley Que Ningún Niño Se Quede Atrás (NCLB) ha continuado esta tendencia. Mientras el gasto federal, los programas del gobierno y los impedimentos que impone siguen creciendo, el logro académico sigue sin mejorar.
Este presidente no oculta ninguna de sus intenciones en su discurso populista — y esas intenciones son el deseo de Obama de burlar al Congreso y promulgar políticas atractivas para su base electoral de extrema izquierda y pro-Gran Gobierno, al margen de la voluntad del pueblo o sus representantes en la Cámara y el Senado.